Caracas en danza: la historia del fotógrafo venezolano que retrata a la capital de otra manera Reportajes & Investigación
Caracas en danza: la historia del fotógrafo venezolano que retrata a la capital de otra manera Reportajes & Investigación

La imagen sorprende a cualquiera que conozca Caracas, la capital de Venezuela: una avenida muy transitada, una salida del Metro o una autopista llena de ruido y movimiento de donde surge la delicadeza de una bailarina que extiende sus extremidades hacia el horizonte de concreto.

Esta interrupción del arte en un lugar cotidiano desconcierta a quien ve en las redes el trabajo del joven fotógrafo venezolano Difred Colina, de 30 años, que se vale de su lente para retratar a esa Caracas frenética y llena de contrastes en una fusión donde destaca la expresión corporal.

Colina nació en un sector popular del oeste de la capital venezolana y estudió Ciencias Audiovisuales y Fotografía. En sus inicios, hace cinco años, empezó haciendo fotos de la ciudad, de paisajes y de avenidas importantes, explica la periodista Nathali Gómez para RT

Su temática favorita es la fotografía urbana. Cuenta que desde que compró su primer equipo salía a las calles a hacer registros. «Incluso fui un poquito más allá porque me atreví a hacer fotos dentro de los barrios, en las avenidas».

El trabajo de Difred se reconoce porque sus modelos hacen poses imposibles en lugares reales, transitados y pertenecientes a las zonas populares de la ciudad. Él asevera que se ha atrevido «a sacar la cámara donde nadie lo hace» para captar las instantáneas y conseguir que «la gente se sienta muy identificada al ver sus imágenes porque son lugares cotidianos».

Sus fotos no provienen de lugares pudientes de la capital. Al preguntarle la razón, explica que vive en un barrio del oeste de Caracas y que por ello ha tratado de incluir esa zona, que es descartada por algunos fotógrafos. «Nosotros también somos caraqueños, vivimos aquí, somos parte de la ciudad«.

Recuerda que recientemente hizo una fotografía con unos bailarines de tango en la avenida Morán, entre las parroquias San Juan y Sucre, en el oeste caraqueño. «En ella el mensaje es que la gente del barrio también tenemos sueños y metas; también vamos hacia adelante».

Cuenta que empezó a incluir a bailarines en sus registros porque el ballet es su arte favorito para ello. «Me transmite sentimientos y esperanza. Es algo muy hermoso que me inspira a llevar ese mensaje bonito a los venezolanos, que les llegue al corazón».

«A pesar de la situación, de los conflictos, aún hay personas que trabajan por el país, seguimos aferrándonos a seguir adelante. Además, esos artistas y bailarines han dedicado su vida a estudiar arte y a hacerlo, y de alguna manera quisiera mostrarle al mundo su talento, su esfuerzo, su dedicación».

Aunque hasta ahora ha hecho sus composiciones con bailarines y artistas en Caracas, le gustaría hacer postales en los lugares más representativos de cada estado venezolano.

Al hablar de su forma de entender a Caracas, explica que para él existen dos bandos: «Aquellos que creen y luchan por lo que son, por lo que quieren y aquellos desanimados, que se quejan, que no creen».

«Trato de llevar el arte y esa fotografía a un punto medio. ¿Por qué? Porque es algo positivo, cualquiera puede apoyarlo».

La función del mensaje que transmiten sus imágenes es presentarle una alternativa a esos dos sectores que él identifica «Las personas que están trabajando por el país van a reforzar esa creencia en lo positivo y el otro grupo, el que está desanimado, tiene una gota de esperanza, una idea diferente de todos los problemas que pueden tener, un cuestionamiento de su visión».

Como sus fotos de sitios de Caracas empezaron a recibir comentarios en las redes, decidió plantearse algo diferente y elevar su nivel de exigencia, porque ya no estaba conforme. «Era bueno, a la gente le gustaba, pero pensaba que tenía que ir un poquito más allá. Fue allí donde se me ocurrió la idea de insertar a artistas de ballet, de yoga, bailarines y deportistas», recuerda.

Sus comienzos fueron con modelos haciendo posturas de yoga. Ese primer experimento surgió luego de caminar por la ciudad y llegar al distribuidor La Araña, una de las infraestructuras viales más importantes de Caracas. Allí se percató de que había una vista «impresionante», por lo que captó una imagen y la compartió en las redes.

Tras ese hallazgo, se le ocurrió la idea de incluir a una persona en la composición e invitó a posar a una amiga que hace yoga. «Hicimos la primera fotografía allí en ese lugar. Esa fusión me fascinó y la publiqué; a la gente le encantó y se hizo viral».

A partir de ese experimento entendió que quería dirigir su mirada hacia esa «idea concreta» y seguir trabajándola «para que todos puedan apreciar los espacios de Caracas y recuperar el arte, que en algunas partes ha pasado a segundo plano». 

Posteriormente optó por el ballet y por último incluyó al acróbata y equilibrista José Palacios, con quien hizo una trabajo «con bastante adrenalina y suspenso» en zonas muy transitadas de Caracas.

El impacto que causan las imágenes de una bailarina o de un acróbata en medio del caos de la ciudad el producto de un trabajo previo minucioso. Para ello, Difred selecciona sus locaciones, las estudia y finalmente escoge las más reconocidas por los habitantes de la ciudad «para que la gente reconozca el arte y se sienta identificada con esa zona».

La preparación comienza con una visita al lugar donde hará la imagen, sin equipo, para observar y hacer los cálculos de dónde irá el modelo, dónde se ubicará él, qué hará y cómo será la composición.

Cuando ejecuta la fotografía, cuenta que se ha llevado «gratas sorpresas» porque a pesar de que sea en pleno centro de Caracas, donde hay alto transito y podría sufrir algún robo, esto no ha pasado. «La gente nos presta la colaboración, muchas veces las personas que están allí comienza a ayudarnos para que todo salga bien».

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