Alí Rojas Olaya: “Simón Rodríguez no tiene precedentes” Venezuela
Alí Rojas Olaya: “Simón Rodríguez no tiene precedentes” Venezuela

Caracas. – Para el exrector de la Universidad Católica Santa Rosa y de la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas (Unexca) y conocedor a fondo de la filosofía para la educación de Simón Rodríguez, Alí Rojas Olaya, el pensamiento de este ilustre venezolano, maestro de Simón Bolívar, no tiene precedentes en otros autores nativos ni universales.

Rojas Olaya comentó que Rodríguez dejó documentos hablando sobre la educación emancipadora, en la cual el estudiante no solo debía aprender temas académicos, sino que también debería tener uno o varios oficios que le permitieran sustentar su bienestar y el de la familia con el aprendizaje y práctica de profesiones adicionales.


En una entrevista exclusiva con El Ciudadano, el autor del seminario “El hombre más extraordinario del mundo”, conversó extensamente sobre el tema.

-¿De dónde proviene el nombre de su seminario?

Simón Bolívar, el 19 de enero de 1824 desde Pativilca, Perú, le escribió a su maestro al enterarse que este se encontraba en tierras neogranadinas. Allí el Libertador lo describe como ‘El hombre más extraordinario del mundo’, resaltando las grandes bondades de Rodríguez y entre otras cosas le dice que formó su corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso.

-¿Qué significan esas palabras para usted que es un estudioso de la vida de Rodríguez?

-Significan mucho, pero en especial se deja ver que Rodríguez fue el primer pedagogo que comenzó a formar el corazón, para la sentimentalidad, formar para la ternura, como dice una autora cubana. No era común formar el corazón para la época, se formaba era el cerebro, muy pocos pedagogos, todos ellos posteriores a Rodríguez, formaban los corazones. Para Rodríguez es fundamental formar el cuerpo, la mente, las manos y el corazón.

-¿Por qué Rodríguez y no Carreño?
-Oye fíjate, eso nos lleva a examinar los orígenes de este personaje. Nace exactamente el 28 de octubre, es encontrando por Rosalía Rodríguez, ayudante del sacerdote Alejandro Carreño. No es hijo biológico de Rosalía, como suele decirse, le colocan por nombre Simón Narciso, porque es encontrado el 29 de octubre, día de Narciso; los apellidos que tenían eran Carreño, del presbítero, y Rodríguez, de Rosalía.

En primer lugar, tenemos suerte de que haya sobrevivido, Simón Rodríguez nace expósito, nacer expósito el año 1769 (algunos dicen que nació en 1771, pero ya está demostrado que fue en 1769) era altamente peligroso, pudo ser devorado por una rata, como era costumbre en Caracas, que los animales devoraban a los niños que dejaban en cestas en la puerta de las casas, y cuando no eran devorados por los animales, algunos padres los asfixiaban porque no tenían como alimentarlos y los dejaban en la Catedral de Caracas, el diario que escribe Porter, un cónsul inglés en Venezuela, tiene reseñado lo dantesco de estas escenas, fuera de la catedral de Caracas, de estos cuerpos de niños muertos.

En aquella época, a los expósitos se les permitía elegir, o bien el apellido del hombre que los recogió o bien el de la mujer que los recogió. Llamarse Carreño era un apellido de peso, de abolengo, le abría las puertas a donde fuese, pero Simón eligió el Rodríguez, de su madre adoptiva, una mujer que no solo lo crio, sino que lo educó, lo mimó, lo alimentó, y a quien él amaba profundamente, por eso yo intento demostrar en mis investigaciones que Rodríguez era feminista, y no solo feminista, sino fundamentalmente maternal.


-Haberse criado en casa de un sacerdote ¿Fue la razón para su vasta cultura?

-Rodríguez se crio en una casa con una amplia biblioteca, si quería leer los textos que allí estaban, debía aprender otros idiomas, ya que la mayoría de los libros ahí eran en latín, algunos en francés y quizás uno que otro en inglés. El niño Simón efectivamente dominó rápido estos idiomas y con esto empieza su travesía políglota y polímata.

– ¿Cuándo comienza Rodríguez a formar académica y políticamente?

-En 1795 va a darle clase a 114 muchachos, 74 que pagaban y 40 que no pagaban “por pobres”, así lo dice textualmente Rodríguez. Al final de su primer escrito conocido “Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento” aparecen enumerados estos 114 muchachos, entre los cuales había 9 expósitos, 1 que pagaba y 8 que no. En la lista de sus estudiantes podemos ver a Tomás Lander, Mariano Montilla, Pedro Gual…y obviamente el propio Simón Bolívar. En ese mismo año Rodríguez va a contactar con algunos educadores que conspiran contra la Corona, Picornell, Campomanes, etc. Este movimiento buscaba acabar con la Corona Española, devolverles la tierra a los indígenas, acabar con la esclavitud y quitarle el monopolio a la Casa Guipuzcoana. Al sospechar Rodríguez que las autoridades coloniales conocían de sus actividades, este se marcha a Jamaica.

-¿Es por su ida a Jamaica que cambia al nombre de Samuel Robinson? ¿En qué andaba Rodríguez?

-Efectivamente, en Jamaica es que el decide ponerse Samuel Robinson, recuerda que era un hombre buscado por las autoridades, por lo que tenía que ir de encubierto, no obstante, vemos que decide conservar la S, de Simón, y la R de Rodríguez; algunos afirman que el se hace pasar por Samuel Robinson, nacido en Filadelfia, porque sentía al rechazo ser venezolano, nada más lejos de la verdad, quienes afirman eso es porque ignoran lo que es la clandestinidad.

Con respecto a tu segunda pregunta, y justamente por su carácter clandestino, no sabemos mucho de las actividades de Rodríguez en esta isla, eso no era algo público, no es que el gobernador de Jamaica lo recibió diciendo “Welcome, Mr. Rodríguez”, antes bien, es probable que haya estado en uno de los cumbes (territorios controlados por negros rebeldes) fundados por Nanny de los Cimarrones (Nanny of the Maroons), una de las primeras lideresas revolucionarias en el caribe. Lo que sí sabemos es que es ahí que Rodríguez termina de perfeccionar su inglés, y que posteriormente parte de Jamaica por su peligrosa cercanía con dominios españoles como Puerto Rico y Cuba, se dirige a los Estados Unidos.

-¿Para usted cuál es la etapa crucial en la formación política y en el pensamiento educativo de Rodríguez?

Bueno, en definitiva, una época crucial es la que él vive en Estados Unidos, allí Rodríguez va a estar en Baltimore y en Filadelfia, trabajando en las fábricas junto con la clase obrera, ahí va a trabajar con hombres de distintas razas, y así también podrá ver y comparar el trato que en Norteamérica se le daba a los esclavos, quienes no solo iban a las plantaciones del Sur, sino también a las oscuras y grises fábricas. Esto es trascendental, Rodríguez llega a la conclusión de que los hispanoamericanos no tenemos nada, pero nada en común con los angloamericanos, ni siquiera en eso. Los angloamericanos mantienen a los esclavos a cierta distancia, en cambio, en la América Española “Los blancos se rozaban con los esclavos, y con ellas se casan”, está hablando de que el amo se casaba con una negra, esto era impensable en Estados Unidos.

Adicionalmente, en este período aprende oficios, la litografía y la tipografía, eso será fundamental en su amor por la imprenta, y en su valoración de los oficios útiles. Esta etapa culmina en el año 1800 cuando parte con destino a Europa.

-¿Para su encuentro con Bolívar?

No, eso vino después. Va a durar en Europa casi un cuarto de siglo, hasta 1823, ahí aprende ruso y alemán, será profesor en un pequeño pueblo en Rusia. Posteriormente, vagando por el Viejo Mundo, Rodríguez trabaja en distintos laboratorios con los mejores científicos de la época, ahí se aboca al estudio de la química, la física y la biología. Coincidirá con notables personajes como Immanuel Kant, Ludwig Van Beethoven y Napoleón Bonaparte, también dará clases particulares, con lo que podrá acumular cierta suma de dinero.

Bolívar, tras la muerte de su esposa y siendo aún un muchacho, parte despechado a Europa, y enterándose de que Rodríguez está en el continente, va a su encuentro.

El primero de abril de 1805 Rodríguez obtiene su pasaporte por la prefectura de París, y con Bolívar emprende un viaje que los llevará hasta Roma, pasando por varias ciudades italianas como Milán, Venecia, Ferrara y Florencia. En el camino Rodríguez busca completar la formación de su expupilo, estudian intensamente la historia de Grecia y de Roma, hablan de Toussaint L’Ouverture y la derrota de Haití a los ejércitos del Imperio Francés el primero de enero de 1804. Finalmente, en Roma, Rodríguez y Bolívar suben al Monte Sacro, donde el joven mantuano jura luchar por la libertad de América.

Bolívar regresa a América y Rodríguez se queda en Europa, formándose y escribiendo, traduce el Atala de Chateaubriand, que sigue siendo una de las traducciones más leídas. Esa es una etapa poco conocida de Simón Rodríguez, su faceta de traductor.

-¿En qué momento Rodríguez adopta la idea de la educación popular o emancipadora?

Bueno, él venía ya formando la idea a través de sus distintas experiencias y aprendizajes, pero su implementación comienza cuando regresa el maestro Simón Rodríguez al nuevo mundo en 1823, pese a ciertas dificultades que experimentó en Europa, Rodríguez logra regresar con una suma considerable de dinero. Con estos recursos, Rodríguez funda una escuela que empieza a regentar según su visión.

Esta escuela industrial es una institución en donde varones y hembras pasaban buena parte de su jornada en el aula, buena parte en el taller y buena parte en la siembra. Rodríguez era considerado un pedagogo algo extraño pues en su escuela se oía martilleo, y por mezclar razas y sexos.

Rodríguez empieza así a dar realidad a la educación popular con, aprendizaje de oficios útiles con aspiración a la propiedad. Esto último desagrada a las élites, que pretenden que las masas populares sigan sumergidas en la servidumbre. En contraste, Rodríguez busca que el pobre tenga propiedad, y a raíz de eso, obtener derechos políticos.

-¿Qué tanto éxito tuvo este proyecto?

Como era de esperarse, la oligarquía busca sabotear este proyecto del maestro Rodríguez, estos terminan alejándolo de las grandes ciudades, marginándolo además por ser bolivariano. En este periodo Rodríguez escribe Las Sociedades Americanas y El Libertador del Mediodía de América.

La oposición de las oligarquías al proyecto de Rodríguez se debe a sus objetivos políticos, de los que hemos hablado antes. “Entre la independencia y la libertad hay un espacio que solo con artes puede ser recorrido”, dice Rodríguez en la defensa de Bolívar. Afirma también “No hemos colonizado nuestra tierra con nuestros propios habitantes, si no colonizamos nuestra tierra con nuestros propios habitantes temo que en el futuro puedan venir otros colonos a conquistarnos nuevamente”. Podemos concluir que en Texas no le hicieron caso a Simón Rodríguez, en el Esequibo no le hicieron caso a Simón Rodríguez y en las Islas Malvinas no le hicieron caso a Simón Rodríguez.

Rodríguez le escribe a Anselmo Pineda “La verdadera utilidad de la creación es hacer que los habitantes se interesen en la prosperidad de su suelo (…) ojalá cada parroquia se organizara en toparquías, porque una confederación de toparquías es el mejor de los gobiernos que puede imaginar en una República”

Cuando dice “Inventamos o erramos”, es la conclusión a que llega Simón Rodríguez al hacer el estudio comparado de Inglaterra con Estados Unidos y de España con Hispanoamérica, insiste en que no se puede seguir copiando modelos foráneos. Rodríguez responde a los que buscan imitar a Estados Unidos “A ustedes que tanto les gusta imitar, imiten la originalidad de ellos”.

Con el paso de tiempo, fue más y más marginado, hasta que cerca del final de sus días, exclama “Dénseme los niños pobres, denme los niños que nadie quiere, porque yo formaré sus corazones para la libertad, para la justicia, para lo grande y lo nuevo”, buscando llevar la educación a los jóvenes más marginados.

Simón Rodríguez muere en Amotape, Perú, el 28 de febrero de 1854, con la asistencia espiritual del padre Santiago Sánchez. Vilipendiado por las élites políticas y económicas hasta su fallecimiento, su legado es ahora revindicado en los diversos proyectos de educación popular en nuestra América Latina, que aún tiene muchas lecciones que aprender de este maestro.

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