Historias de fútbol: La difunta Correa, la santa patrona de la selección campeona del mundo Actualidad
El presidente de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, cumplió ayer con su promesa de llevar la Copa del Mundo al santuario de la Difunta Correa, en la provincia de San Juan, en compañía del mediocampista Exequiel Palacios.
«La fidelidad, el amor y la lealtad se demuestran con acciones y no con palabras. Acá estamos, una vez más! Vamos Argentina«, escribió Tapia en su cuenta de la red social Twitter. La acción del presidente de la AFA contó con varios curiosos, enfundados con la camiseta del seleccionado campeón del mundo.
Tapia le hizo una promesa a Deolinda, de quien es muy devoto, antes de la realización del Mundial de Qatar, y finalmente cumplió este lunes.
La santa pagana se convirtió en la patrona de la Selección Argentina, ya que los pedidos no se acaban en el presidente de la AFA, sino que también su figura llegó al vestuario de los albicelestes.
Los sanjuaninos, al igual que los integrantes de la selección, creen en sus milagros: de hecho, muchos pidieron por qué Messi y sus compañeros ganen la final.
Ver video: DEVOCIONES – ¿QUIÉN ES LA DIFUNTA CORREA? (Canal Acequia)
La Difunta Correa es una figura mítica en la religión popular Argentina, especialmente entre las clases populares, entre las cuales cuenta con una gran devoción. Se ha extendido, de manera limitada, a países vecinos como Uruguay y ciertos lugares transfronterizos en Chile.
Cada año desde su creación entre 1835 y 1850, se dice que ocurren milagros en el santuario de la Difunta Correa, y miles de personas lo visitan cada año para presentar sus respetos.
El santuario está ubicado en el pequeño pueblo de Vallecito, en la provincia de San Juan, a 63 km de la ciudad de San Juan y a 1160 km de Buenos Aires.
Se conservan diversas versiones de la leyenda, conforme a la cual Deolinda Correa, o Dalinda Antonia Correa, según el nombre con el cual aparece mencionada en el relato más antiguo (Chertudi y Newbery, 1978), fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles. Vivían en el departamento de Angaco (provincia de San Juan) junto a la familia. La soldadesca montonera que viajaba a La Rioja obligó al marido de Deolinda, contra su voluntad, a unirse a las montoneras. Esto hizo que Deolinda, angustiada por su marido y a la vez huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidiera ir tras él.
Deseosa de reunirse con su marido en La Rioja tomó a su hijo lactante y siguió las huellas de la tropa por los desiertos de la provincia de San Juan, llevando consigo sólo algunas provisiones de pan, charqui y dos cvasijas de agua. Cuando se le terminó el agua Deolinda estrechó a su pequeño hijo junto a su pecho, y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo. Allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento.
Cuando unos arrieros pasaron por el lugar al día siguiente y encontraron el cadáver de Deolinda, su hijito seguía vivo amamantándose de sus pechos, de los cuales aún fluía leche. Los arrieros la enterraron en el paraje conocido hoy como Vallecito y se llevaron consigo al niño.
Al conocerse la historia, muchos lugareños comenzaron a peregrinar a su tumba, construyéndose con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. La primera capilla de adobe en el lugar fue construida por un tal Zeballos, arriero que en viaje a Chile sufrió la dispersión de su ganado. Tras encomendarse a Correa, pudo reunir de nuevo a todos los animales.
Hoy en día mucha gente deja en el santuario de la difunta botellas con agua, para que «nunca le falte agua a la Difunta».
Un informe sobre la “Difunta Correa” del Museo Histórico y Arqueológico de Posadas, Provincia de Misiones, da cuenta del origen indígena que habría en esta historia:
“Este mito “constituye uno de los casos más interesantes de las creencias populares, pues constituye un mito ancestral indígena que no pudo ser reinterpretado por la Iglesia Católica debido a que no existe ningún mito equivalente en la cultura occidental cristiana para que pueda ser ‘re-modelado’. Esto es debido a que la estructura del mito es la sobrevivencia de un niño que mama los pechos de la muerta. Mamar de un cadáver, es decir tomar vida de la muerte, no existe como estructura en la mitología occidental cristiana”.
El grupo chileno Difuntos Correa inspiró su nombre en honor a Deolinda Correa, además de dedicar uno de sus temas a contar su mítica historia, llamado «Mujer Azul». Este tema es uno de los más icónicos de la banda hasta el día de hoy.